El Cambio Que Sigue Pendiente

A las 4:45 am del 28 de Septiembre de 1978 era encontrado en sus habitaciones papales el cadaver de Albino Luciani, elegido apenas 33 días antes como Papa de la Iglesia Católica. Había decidido utilizar un nombre compuesto, por primera vez en la historia, a manera de homenaje a sus dos predecesores: Juan XXIII y Pablo VI.  Su lema papal fue la voz latina humilitas, que significa humildad y que pretendía reflejar su compromiso de servir como una más a la causa de la renovación de la Iglesia.

Muchas conjeturas se suscitaron en torno a la manera en que murió Luciani, destacándose la de la complicidad de personajes oscuros dentro del IOR o Banco Vaticano, que iban a ser puestos en descubierto por el nuevo Papa y que veían con malos ojos las nuevas directrices que se avecinaban. Luciani, convencido de que la Iglesia, debía llenar un vacío en el mundo, defendiendo a los pobres, exigiendo la justicia allí donde no la había y llevando un mensaje liberador al mundo, se encontró de frente con un sistema al que no pudo dominar.

Muchos mártires ha dado el seguimiento del mensaje del Reino de Dios, un Reino que muchas veces la cúpula de la Iglesia no logra entender. El Papa de la Sonrisa, es uno de ellos. A mi juicio, todo fue una trama para poder seguir trabajando a la sombra de la Iglesia, engañando, extorsionando y sacando beneficios de la fé de la gente. A partir de 1980, no se pudo sostener el engaño y muchos cayeron asesinados y otros presos por el escándalo del bancoambrosiano y el IOR.

La muerte de Juan Pablo I y su significado es algo que no debe echarse al olvido ni sepultarse. Todo lo que en su día se quiso enterrar con su cuerpo, está apareciendo de diversas formas ante la conciencia de la Iglesia y del mundo. Los responsables de la Iglesia deberían valientemente tenerlo en cuenta, porque está en juego la relación de la Iglesia consigo misma, con el mundo y, por supuesto, con Dios.

Hoy 32 años después, vuelve a la palestra un nuevo escándalo de la Banca Vaticana al verse envuelto en unainvestigación sobre lavado de dinero, el cabeza de la organización Ettore Gotti Tedeschi. El Papa Benedicto XVI ha recibido en sus oficinas a el presidente del banco y al parecer este le ha expresado que “tiene confianza en que saldrá todo bien” con la investigación a la que es sometido.

La Iglesia no está en el mundo para manejar chequeras, ni cuentas. El IOR debe desaparecer para dar paso a una organización que socialice los muchos bienes que posee la Iglesia Católica y ponga los beneficios de esos bienes al servicio de eliminar la pobreza, el hambre, la investigación en salud, la educación, y sobre todo a la promoción de un mundo mas solidario, fraterno y humano. Ese es el mandato evangélico, se debe predicar la paz, exigiendo el cese de las estructuras injustas que promueven la violencia, el consumo desenfrenado y la codicia.

32 años han pasado desde la muerte de Juan Pablo I, lastimosamente, todavía dentro de la Iglesia Católica, el Cambio Sigue Pendiente.