El poder político, católico o no, ni puede obligar a abrazar la fe religiosa que no gusta, ni puede impedir abrazar y profesar una fe que gusta” SS. Juan Pablo I

Blog Action Day: Cambiemos nuestra Forma o nos Espera un Destino Incierto

Bloggers Unite - Blog Action Day

Hoy 15 de Octubre es el Blog Action Day, y como tal, los que apoyamos esa causa, debemos escribir hoy sobre algún problema que tenga que ver con la ecología. Recientemente Al Gore fue galardonado con el premio Nóbel de la Paz por sus esfuerzos para luchar contra el calentamiento global y la proliferación de gases de efecto invernadero. Siempre he creído firmemente que los seres humanos debemos enfrascarnos todos en la búsqueda de una solución que frene el calentamiento, que detenga el derretimiento de glaciares y los polos. Hace 10 años las cosas se veían como escandalizantes y producto de mentes que lo querían era “asustar”, pero hoy vemos que si seguimos como vamos, muchas cosas de las que conocemos cambiarán en lo que dura una generación.

Una pequeña historia nos puede ayudar a entender que nos está pasando. A ver que nuestro destino como especie se está poniendo cada vez mas negro (como el petróleo, que ironía) y que la salud de esta casa grande que es la tierra, cada vez está mas débil. El planeta nos está dando señales, no ignoremos su mensaje.

Un soldado de la antigua Basora, en Mesopotamia, lleno de miedo, fue al rey y le dijo: “Mi Señor, sálvame, ayúdame a huir de aquí. Estaba en la plaza del mercado y encontré a la Muerte toda vestida de negro que me miró con una mirada mortal. Préstame tu caballo real para que pueda ir deprisa a Samarra que queda lejos de aquí. Temo por mi vida si me quedo en la ciudad”. El rey le concedió el deseo. Más tarde el rey encontró a la Muerte en la calle y le dijo: “Mi soldado estaba aterrorizado; me contó que te encontró y que tú lo mirabas de una forma extrañísima”. “Oh no”, respondió la Muerte, “mi mirada era sólo de asombro, pues me preguntaba cómo haría ese hombre para llegar a Samarra, que queda tan lejos de aquí, porque lo esperaba allí esta noche.”

Esta historia es una parábola de la aceleración del crecimiento hecho a costa de la devastación de la naturaleza. Ese crecimiento nos está llevando a Samarra. En otras palabras: tenemos poquísimo tiempo a nuestra disposición para entender el caos en la Tierra y tomar las medidas necesarias antes de que se desencadenen consecuencias irreversibles. Sabemos que ya no podemos evitar el calentamiento planetario; sólo podemos impedir que sea catastrófico. A nivel de los gobiernos no se está haciendo nada realmente significativo que responda a la gravedad del desafío. El dominicano no hace muchas cosas, y las potencias ni hablar. Muchos creen en la capacidad mágica de la tecnología: en el momento decisivo ella sería capaz de subsanar los efectos destructivos. Pero la cosa no es exactamente así. Hay daños que una vez ocurridos desencadenan un efecto avalancha.

Las enfermedades nuestras nos sirven de ejemplo. Una vez desencadenada, ya no se puede bloquear una explosión nuclear. Rotos los diques de New Orleans cuando Katrina, ya no fue posible frenar la invasión del mar. En la mayoría de las enfermedades humanas ocurre la misma lógica: primero empiezan al principio produciendo efectos sin mayor significado. Pero lentamente el organismo va acumulando modificaciones y finalmente, a un cierto nivel, surge una enfermedad que ya no es reversible.

Es lo que está ocurriendo con la Tierra. La “colonia” humana en relación a la Tierra se está comportando como un grupo de células que, en un momento dado, comienza a replicarse caóticamente, a invadir los tejidos circundantes, a producir sustancias tóxicas que acaban por envenenar todo el organismo. Nosotros hemos hecho eso, al ocupar el 83% del planeta.

El sistema económico y productivo se ha desarrollado desde hace ya tres siglos sin tener en cuenta su compatibilidad con el sistema ecológico. Hoy nos damos cuenta de que la ecología y el modo industrial de producción son contradictorios.

O cambiamos o llegaremos a Samarra, donde nos espera algo que no nos va a gustar.

La Tierra es la frontera. Ella pone en crisis los actuales modos de producción, que sacrifican el capital natural, y las formaciones sociales construidas sobre el consumismo, el desperdicio, el mal trato de los residuos y la exclusión social. Tres problemas básicos nos afligen: la alimentación -que incluye el agua potable-, las fuentes de energía y la sobrepoblación. Para cada uno de estos problemas no tenemos soluciones globales a la vista. Y el tiempo del reloj corre en contra de nosotros.

Es un momento de crisis colectiva que nos obliga a pensar, a madurar y a tomar decisiones de vida o de muerte. Esperemos que sepamos tomar las decisiones correctas, a la larga, de esto puede depender la supervivencia del ser humano en la casa grande.


Acerca del Autor

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Te Puede Interesar Esto