El poder político, católico o no, ni puede obligar a abrazar la fe religiosa que no gusta, ni puede impedir abrazar y profesar una fe que gusta” SS. Juan Pablo I

El Día de la Tierra: Perspectivas para la Humanidad

Estoy actualmente en China, una de las naciones mas milenarias de la tierra, y me toma el precisamente el Día de la Tierra, en este vasto terreno donde cada día, y fruto del “desarrollo” capitalista se lanza miles de toneladas de gases de efecto invernadero hacia la atmosfera. De más está decir que sólo dos naciones no han firmado el protocolo de Kyoto, China y Estados Unidos. Les dejo un pequeño análisis que he podido realizar estudiando al maestro Leonardo Boff y sus ideas sobre la situación ecológica mundial.
Lo primero es que la lógica del capital, como modo de producción y como cultura, es ésta: producir acumulación mediante la explotación. Primero, de la fuerza del trabajo de las personas, a continuación por la dominación de clases, después por el sometimiento de los pueblos, y, finalmente, por el pillaje contra la naturaleza.
Inmediatamente entramos en un análisis incluso superficial entre ecología y capitalismo sale a luz una contradicción básica. Donde impera la práctica capitalista se envía a la porra la preocupación ecológica.
Como dice un amigo, Luciano Frías, el sistema actual de cosas no es sustentable, principalmente por la depredación que se hace de la naturaleza. Leonardo Boff, lo dice claramente “Hoy, por la unificación del espacio económico mundial en los moldes capitalistas, el saqueo sistemático del proceso industrial contra la naturaleza y contra la humanidad, hace al capitalismo claramente incompatible con la vida. Se plantea así una bifurcación: o el capitalismo triunfa al ocupar todos los espacios como pretende y entonces acaba con la ecología y pone en riesgo el sistema-Tierra. O triunfa la ecología y destruye al capitalismo, o lo somete a tales transformaciones y reconversiones que no pueda ya ser reconocible como tal. Esta vez no va a haber un arca de Noé que nos salve a algunos y deje perecer a los demás. O nos salvamos todos o pereceremos todos.”
En palabras del pueblo llano, “o jugamos todos o se rompe la baraja”. Ya no es una cuestión de que algunos ecologistas locos estén llamando la atención, es la misma tierra la que nos está dando señales.
El capitalismo trae consigo una cultura, derivada de su modo de producción. La cultura capitalista exalta el valor del individuo, le garantiza la apropiación privada de la riqueza, hecha por el trabajo de todos, coloca como punta de lanza de su dinamismo la competencia de todos contra todos, intenta maximizar las ganancias con la mínima inversión posible, procura transformar todo en mercancía para tener siempre beneficios. Instaura el mercado, hoy globalizado, como el mecanismo articulador de todos los procesos de producción, de competencia y de distribución.
Si alguien busca solidaridad, respeto a los demás, compasión y veneración frente a la vida y al misterio del mundo, que no los busque en la cultura del capital. Boff nos cuenta de “George Soros, uno de los mayores especuladores de las finanzas mundiales y profundo conocedor de la lógica de la acumulación sin piedad (vive de eso), afirma claramente en su libro La crisis del Capital que el capitalismo mundialmente integrado amenaza a todos los valores societarios democráticos, poniendo en riesgo el futuro de las sociedades humanas”. O sea, nos estamos yendo a pique.
En este momento de la historia, las hipótesis acerca del futuro de la Tierra son dramáticas. Grandes analistas confiesan que el tiempo actual se asemeja mucho a las épocas de gran ruptura en el proceso de evolución, épocas caracterizadas por extinciones en masa. Efectivamente, la humanidad se encuentra ante una situación inaudita. Debe decidir si quiere continuar viviendo, o si prefiere su propia autodestrucción. Por primera vez en el proceso conocido como hominización, el ser humano se ha dado a sí mismo los instrumentos de su propia destrucción.
Los indicadores son alarmantes. Dejan poco margen de tiempo para los cambios necesarios. Estimaciones optimistas establecen la fecha límite del año 2030-2034. A partir de ahí, si no se toman medidas urgentes y eficaces, la sostenibilidad de sistema-Tierra, ya no estará garantizada.
Boff estima en, tres son los nudos problemáticos creados por el orden del capital, que deben ser desatados para que de nuevo florezca la vida: el nudo del agotamiento de los recursos naturales, el nudo de la sostenibilidad de la Tierra y el nudo de la injusticia social mundial.
Cada día desaparecen para siempre 10 especies de seres vivos. Desde la época de la desaparición de los dinosaurios, 65 millones de años atrás, nunca se ha visto un exterminio tan rápido. Con esos seres vivos desaparece para siempre una biblioteca de conocimientos que la propia naturaleza sabiamente había acumulado. La desedificación aumenta, el 65% de las tierras que fueron cultivables ya no lo son, así como inmensas reservas de agua se agotan. El agua potable ya es uno de los recursos naturales más escasos, pues solamente el 0’7% de toda el agua dulce es accesible al uso humano. Va a haber guerras por las fuentes de agua potable.
Esto nos muestra que para muchos la tierra es vista sólo como un almacén muerto de recursos a ser explotados.
Así mismo en al artículo se pregunta “¿Cuánto de agresión aguanta la Tierra sin perder su equilibrio interno y sin desestructurarse?” Si las 60 mil armas nucleares construidas explotaran, podrían originar un invierno nuclear. Habría un colapso de la humanidad y de todo el sistema de vida, consecuencias perversas siempre descuidadas por las potencias militaristas.
Otra amenaza importante es representada por el calentamiento creciente de la Tierra. Es el así llamado efecto invernadero. La quema de petróleo, de carbón y de las selvas, libera el dióxido de carbono que calienta la atmósfera. En el último siglo la temperatura de la tierra aumentó entre 0’3 y 0’6º C. Para los próximos 100 años se calcula un aumento de entre 1’5º a 5’5º C. Tales cambios provocarán desastres descomunales, como sequías y deshielo de los castotes polares. Las inundaciones de las costas marítimas, donde vive el 60% de la población mundial, causarían millones de emigrantes y de víctimas.
¿Qué capacidad tiene la tierra frente a tantas agresiones producidas primordialmente por el modo de producción capitalista? Se teme que el efecto acumulativo de las agresiones llegue a un punto crítico tal que quiebre el equilibro físico-químico-biológico de la Tierra. Inmensas catástrofes afectarían la biosfera y diezmarían millones de seres humanos.
La injusticia también alimenta los procesos cataclísmicos. Es duro de creer pero casi la mitad de la humanidad tiene alimentación insuficiente. 14 millones de niños mueren anualmente antes de completar cinco días de vida. Esto no es inocente ni natural. Es resultado directo de un tipo de desarrollo que no mide las consecuencias sobre la naturaleza y sobre las relaciones sociales.
Es fácil entonces analizar que, sostenibilidad y desarrollo capitalista se niegan mutuamente; no es una expresión que combine los intereses de la producción humana con los intereses de la conservación ecológica; antes al contrario, los niega y los destruye. Lo que se necesita es una sociedad sostenible que se da a sí el desarrollo que precisa para satisfacer adecuadamente las necesidades de todos, también del entorno de la vida. Lo que se pide es un planeta sostenible que pueda mantener su equilibrio dinámico, rehacer sus pérdidas y mantenerse abierto a otras formas de desarrollo.
Volvemos a preguntar: ¿Cuánta violencia la Tierra puede todavía tolerar sin quebrarse como sistema? Además de haber sido, en el pasado, suicidas, homicidas y etnocidas, ahora comenzamos a ser ecocidas. El sistema del capital ¿no nos llevará a ser, en un futuro no muy lejano, también geocidas?
Pero una esperanza nunca nos abandona: la perpetuidad de la vida y la mortalidad de la cultura humana. En su historia, la Tierra pasó por cerca de 15 grandes exterminios. Pero siempre salió con más energía y biodiversidad. Ahora no será diferente. Superaremos la enfermedad del capitalismo a través de las energías de la solidaridad, de la cooperación y de las interdependencias asumidas, pues han sido ellas las que garantizaron el pasado y el futuro de la Tierra. Y garantizarán también nuestro futuro.

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One thought on “El Día de la Tierra: Perspectivas para la Humanidad

  1. Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol….eso es esperanza mi amigo..

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